Sin aclararse el destino de decenas de personas afectadas por el derrumbe de una escalera en Centro Habana

Tres días después de que se desplomara la escalera de un edificio de 10 plantas en San Miguel y Amistad, Centro Habana, seguía sin aclarse el destino de sus habitantes.

El área se mantenía el jueves por la tarde llena de personal de rescate y salvamento, trabajadores sociales y de la salud, bomberos, empleados de la Empresa de Construcción y Montaje (ECME) y de la compañía eléctrica, funcionarios del Partido Comunista y policías.

En la calle Águila, a unos 100 metros del edificio, se ha dispuesto un puesto de mando donde se puede observar mucho movimiento de altos mandos del Ministerio del Interior.

Los residentes del inmueble, muchos de los cuales rechazan ser trasladados a un albergue, han estado recibiendo alimentos desde fuera, con una grúa, por una ventana del cuarto piso. Los bomberos han bajado por la misma vía equipos electrodomésticos y muebles. También se ha visto subir a personal médico.

Tres grúas, dos ambulancias, varios carros policiales, camiones de bomberos y otros vehículos estatales ocupaban las calles de los alrededores del edificio el jueves.

El desplome de la escalera ocurrió el pasado día 18 sobre las 8:00 de la mañana desde el tercer piso hacia abajo. Esto ha imposibilitado que los inquilinos puedan salir o entrar al inmueble.

Un trabajador de ECME comentó que tenían orden de hacer una escalera de madera en el interior y reforzar el edificio con horcones también de madera para comenzar a bajar a las personas.

El hecho, que hasta el momento dejó un herido (no se conoce su estado), no ocasionó víctimas mortales, pero la situación comienza a tensarse ya que, según un coronel del Ministerio del Interior, «son pocos los vecinos que han querido salir del edificio, que se encuentra totalmente cerrado».

«Estamos valorando evacuar a todas las personas del edificio hacia albergues por tiempo indefinido», concluyo el oficial.

Según la agencia AP, unas 630 personas residen en el inmueble, en 121 núcleos familiares.

«¿Cómo estarán las personas allí adentro? Hay niños y ancianos sin poder salir. ¿Qué les darán de comida?», comentan vecinos y transeúntes en los alrededores. 

El lugar esta acordonado con policías que piden identificación y solo permiten pasar a los residentes de los edificios cercanos.

La construcción data desde principios del siglo pasado y originalmente fue un hotel llamado Astor. Tiene su estructura visiblemente deteriorada y su décima planta, que rompe la estética del edificio, fue levantada hace una década.

«El edificio está sobrepoblado, la mayoría de los apartamentos tiene hecha barbacoa y el   elevador no funciona hace muchos años», comentó un vecino.

Una trabajadora social dijo que el inmueble había sido declarado inhabitable desde hace años.
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