Falsas expectativas con Cuba

Con los venideros cambios de figuras en el poder en Cuba, que no es como erróneamente se dice y escribe, que el dictador Raúl Castro abandona el poder, solo se busca en una jugada propia de esos camajanes refrescar la imagen nacional e internacional de un geriátrico en el poder que ha llevado a la ruina a un país y una sociedad y crear falsas expectativas de un cambio de dirección de la política cubana en los pocos ilusos que pudieran haber, mas por las ansias de cambio que por creer en ese régimen.

El supuesto candidato a todas luces es Díaz Canel que es lo mismo de lo mismo y no solo por sus declaraciones e intervenciones oportunamente filtradas que lo hacen más comunista que Lenin, y si no hace así no le dan el puestecito, él lo sabe. Pero si fuera a hacer otra cosa a lo Gorbachov ya esa lección fue bien aprendida por la jerarquía cubana y deben de tener las medidas y contramedidas más que pensadas, además que su rango de acción será limitadísimo a la mera función de títere bien parecido, porque el poder real está en el PCC y ese es el que pauta las directrices de todo lo que se hace en Cuba y Raúl Castro no lo dejará así como así.

Pero para no dejar cabos sueltos los aparatos represivos se mantendrán intactos bajo la dirección del hijo del dictador, el poderoso y temido Alejandro Castro Espín, con más poder que los ministros del MININT y el MINFAR y todos sus generales, que montó el operativo de truene del por todos pensado sucesor de Fidel Castro, Carlos Lage, pero por si fuera poco el otro pilar en que se sostiene la dictadura, que es lo poco que da dinero de la casi inexistente economía cubana, está en manos del yerno por interés del tirano, el general de brigada Luis Alberto Callejas, dinero que se utiliza después de llenar las cuentas en el extranjero de la familia imperial en proporcionar los medios y recursos para la represión del pueblo y en ello va incluido las prebendas a los esbirros del régimen, el toque después de hacer filas en las puertas de la oficina de Luis Alberto de los históricos de la Sierra y de los actuales y en sofocar cualquier situación conflictiva con la ciudadanía que no sea de índole política sino de infraestructura o recursos (agua, medicamentos, alimentos, transporte) antes de reprimir. Porque esas son las instrucciones sagradas a los gobiernos y PCC municipales: evitar a toda costa un estallido popular que puede regarse como pólvora por las condiciones desesperadas y miserables del pueblo, al que le temen como el diablo a la cruz.

Dicho en buen cubano, todo amarradito y en familia, el cuartico está igualito, así que no se hagan ilusiones de apertura, mucho menos de libertad y democracia. Esas vienen pero por otra vía sin dudas.

Leer en El Nuevo Herald

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