Estados Unidos exigió en mayo la salida de dos diplomáticos de la Embajada de Cuba en Washington después de que algunos de sus funcionarios en la legación de La Habana tuvieran que regresar por unos «incidentes» que les causaron «una variedad de síntomas físicos».
Así lo explicó hoy la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, en su rueda de prensa diaria, tras ser preguntada por unos incidentes ocurridos en Cuba en 2016 que afectaron a personal diplomático estadounidense. Nauert fue muy críptica sobre lo ocurrido con el argumento de que la investigación que el Gobierno de EE.UU. inició hace meses al respecto sigue en marcha y de que la política del Departamento es no entrar en detalles cuando se trata de la salud de ciudadanos estadounidenses. Solo confirmó que lo ocurrido no puso en riesgo la vida de los afectados y que tuvieron noticia de los hechos a finales de 2016. Incluso aseguró que el Gobierno no tiene «ninguna respuesta definitiva sobre la fuente o la causa» de lo que considera «incidentes» y evitó precisar cuántos funcionarios resultaron afectados, cuántos regresaron a EE.UU. y sí se les ha reemplazado.
Sin embargo, la cadena CNN, citando fuentes oficiales, apuntó en una información posterior que al menos dos diplomáticos estadounidenses tuvieron que ser trasladados a su país para recibir tratamiento tras ser objeto de «un ataque acústico» con «dispositivos de sonido», sin detallar quién lo habría provocado ni dónde.Como resultado de este ataque, algunos diplomáticos sufren pérdida de audición permanente, indicaron las fuentes de la cadena.
La portavoz del Departamento de Estado no explicó en qué consisten la «variedad de síntomas físicos» de la que habló en su rueda de prensa y sólo confirmó que todos los afectados son trabajadores del Departamento de Estado y no ciudadanos anónimos. Nauert no precisó qué agencia del Gobierno lidera la investigación de lo ocurrido, pero una fuente oficial del FBI confirmó a la CBS que este organismo participa en las pesquisas. «Tuvimos que traer algunos estadounidenses a casa, o algunos estadounidenses eligieron volver a casa como resultado de eso. Y como resultado de esto pedimos a dos (diplomáticos) cubanos que salieran de Estados Unidos y lo han hecho», relató la portavoz, para precisar que esa petición la hicieron el 23 de mayo.
Nauert subrayó varias veces que el Gobierno de Donald Trump «se toma muy seriamente» estos incidentes porque el Ejecutivo cubano «tiene la responsabilidad de proteger» al personal diplomático estadounidense «por la Convención de Ginebra». Preguntada por si la medida de pedir la salida de los funcionarios cubanos fue un asunto de reciprocidad tras la partida de los estadounidenses, la portavoz dijo: «no voy a llamarlo así, pero pedimos a dos personas que se fueran». Sobre por qué la decisión se tomó en mayo de este año si los incidentes ocurrieron en 2016, la portavoz se limitó a contestar que la investigación lleva tiempo.
El senador republicano Marco Rubio, de origen cubano, denunció en un breve comunicado que «el Gobierno cubano ha estado acosando al personal estadounidense en La Habana durante décadas». «Esto no paró con el apaciguamiento del presidente Barack Obama. El daño personal a funcionarios de Estados Unidos muestra hasta dónde es capaz de llegar el régimen de (Raúl) Castro y claramente viola las normas internacionales», agregó.
Cuba niega los ataques
Por su parte, el Gobierno de Cuba aseguró que jamás ha permitido que la isla sea utilizada para acciones contra diplomáticos y se mostró dispuesto a cooperar para esclarecer estos «incidentes».
El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores (Minrex) replicó así, en un comunicado leído en la televisión estatal, al anuncio del Departamento de Estado de EE.UU de que en mayo exigió la salida de dos diplomáticos cubanos en Washington como consecuencia de dichos «incidentes».
De acuerdo con la versión de Cuba, el pasado 17 de febrero el Minrex fue informado por la Embajada de EE.UU. en La Habana y el Departamento de Estado «sobre la presunta ocurrencia de incidentes que causaron afecciones a algunos funcionarios de esa sede diplomática y sus familiares». «Cuba tomó con suma seriedad este asunto y actuó con celeridad y profesionalismo para el esclarecimiento de esta situación, iniciando una investigación exhaustiva, prioritaria y urgente por indicación del más alto nivel del Gobierno cubano», prosigue el comunicado.
El Gobierno cubano, agrega, «transmitió a la Embajada estadounidense la necesidad de compartir información y propuso establecer cooperación entre las autoridades competentes de ambos países». También, entre otras decisiones, se «ampliaron y reforzaron las medidas de protección y seguridad a la sede, su personal y las residencias diplomáticas», afirma la Cancillería.
En Cuba la mayoría del personal diplomático y sus familias residen en viviendas que pertenecen al Estado y existe una normativa muy restrictiva para que los extranjeros que residen temporalmente en la isla puedan alquilar casas particulares a cubanos de forma privada.
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