La deuda de Cuba con José Abreu y otros peloteros de Grandes Ligas

La pelota cubana en su torneo nacional sigue por el camino de la mediocridad. Sin embargo, en el aspecto individual los jugadores antillanos están demostrando la capacidad que poseen cuando reciben la oportunidad para desarrollar sus virtudes naturales.

A pesar de no contar Cuba con una base para el desarrollo de figuras jóvenes rumbo a las Grandes Ligas, ahí están los éxitos de Aroldis Chapman, Yasiel Puig, Kendrys Morales, Yoenis Céspedes, José ´´Candelita´´ Iglesias, Adeiny Hechavarría, Yuli Gurriel, Orlando ´´El Duque´´ Hernández y su hermano Liván, entre otros.

Pero la figura principal que demuestra las consecuencias de eliminar el béisbol profesional en Cuba lleva el nombre de José Dariel Abreu, conocido por ´´Pito´´ y nacido el 29 de enero de 1987.

Para que los lectores entiendan el paso del cienfueguero desde su debut con los Medias Blancas de Chicago el 31 de marzo del 2014, es obligatorio decir que su consistencia es similar o mejor que la de muchos peloteros que pertenecen al Salón de la Fama, en Cooperstown.

La diferencia radica en que casi todos los jugadores que están en Cooperstown iniciaron sus carreras más jóvenes que Abreu, que lo hizo luego de actuar en la isla y con la selección nacional.

En estos momentos, el número 79 de los Medias Blancas es uno de los mejores bateadores de Grandes Ligas. Ha superado las 100 carreras impulsadas y los 25 cuadrangulares en sus primeros cuatro años, mantiene un promedio de .301, un slugging de .524 y .359 de embasamiento. Sus totales de remolcadas por campaña son 107, 101, 100 y 102, con 36, 30, 25 y 33 jonrones.

Abreu recibió el premio Novato del Año de la Liga Americana en el 2014, distinción sólo lograda por otros tres cubanos: Tony Oliva en 1964, José Canseco en 1986 y José Fernández en 2013.

En 2017, Abreu se unió a Joe DiMaggio (1936-39) y Albert Pujols (2001-10) como los únicos bateadores con 25 jonrones y 100 impulsadas en sus primeros cuatro años. También en el quinto con 100 remolcadas en sus primeras cuatro campañas junto a DiMaggio (1936-42), Pujols (2001-10), Al Simmons (1924-34) y Ted Williams (1939-42).

Abreu terminó el 2017 con average de .304, embasamiento de .354, sumó 33 jonrones, remolcó 102 carreras, un slugging de .552, con 138 carreras creadas y 343 en total de bases.

Cuando miramos el caso de Abreu y el de decenas de otros cubanos, debemos decir que el fracaso del torneo nacional de la isla es del sistema de competencia creado a partir de 1961. Los resultados han sido más de cinco décadas de atraso beisbolero y centenares de peloteros que reuniendo talento excepcional vieron sus carreras frustradas en una pelota sin futuro económico, muchos de ellos que en la actualidad reciben ayuda de los jugadores que brillan en Grandes Ligas.

La eliminación de lo que le llamaron en su momento ¨pelota esclava´´ se convirtió con el tiempo en un fracaso colectivo. Cuba no gana un torneo internacional de importancia desde que los peloteros profesionales de otros países comenzaron a jugar en dichas competencias.

La única solución para enmendar aquel desastre de 1961, es regresar a la forma de competencia que le dio a Cuba el honor de ser la segunda potencia beisbolera del mundo.

Leer en El Nuevo Herald

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