Apretada entres dos mares, agobiada de volcanes y aliviada por lagos, Nicaragua es magia, alegría de vivir y esplendor biodiverso.
El 7 de diciembre fue “La Gritería”, fiesta en homenaje a la Virgen María, que los nicas de allá y en la diáspora celebran con devoción.
Nicaragua son sus escritores: Rubén Darío, el más excelso poeta de la América española, Pablo Antonio Cuadra, Sergio Ramírez, Ernesto Cardenal, Gioconda Belli… De campeones como Dennis Martínez y Alexis Argüello; de próceres como Pedro Joaquín y Violeta Chamorro, del diario indomable La Prensa, y, también, de figuras de resonancia y controversia: Augusto César Sandino y el cardenal Miguel Obando y Bravo.
Pero es hoy una tierra oprimida por el neo comunismo obediente a Cuba, acaudillado por una pareja virulenta, represiva y corrupta: Daniel Ortega y su mujer.
Aunque, debo agregarlo, es además lugar de origen de ciudadanos que no se rinden en la brega por el rescate de la democracia en ese rincón centroamericano, tales como mis amigos Indiana Koch, Sergio Bofelli y el poeta Xavier Argüello.
En Nicaragua, como en Cuba, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Dios quiera que no, Brasil, México, Colombia y Honduras, los poderes públicos fueron secuestrados por el socialismo populista y los derechos humanos fatigados en el ultraje cotidiano.
La OEA, ONU, América, Europa y resto del mundo tienen que voltear la mirada hacia Nicaragua. No es justo que ese pueblo noble tenga que soportar la infamia de un gobierno que abusa del poder y humilla a los disidentes.
La Nicaragua que sufre volverá a ser libre, para reencontrarse con la gracia tropical de su bardo Pablo Antonio Cuadra:
“Tres pájaros soy y trino. / De pluma si escribo y amo / De luna si bebo vino / De sombra si vivo en vano / Más vale pájaro en mano”.
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