Baracoa: Los empleados de farmacias van a acabar 'cobrando por gusto porque no tienen nada que vender'

Mientras intentan lidiar con las consecuencias del huracán Matthew, los habitantes de Baracoa enfrentan otros problemas, como una crisis en la distribución de medicamentos en las farmacias y la falta de algunos reactivos en los hospitales.

«Me dicen que no hay reactivo para mi análisis. Tengo que hacerme pruebas de glicemia porque a mis 83 años de edad casi no me levanto de la flojera y el médico dice que puede ser la diabetes», se queja Dignora Lobaina Cádiz.

Arasai Sourt, una joven de 18 años de edad, afirma estar en la similar situación. «En mi familia hay diabetes y como tenía la glicemia por el suelo me ingresaron en el hospital Octavio de la Concepción de la Pedraja. A la semana me dieron el alta porque se acabó el reactivo», relata.

En cuanto a los medicamentos «no disponibles», los farmacéuticos mencionan la Dipirona, Nitrazepam, Difenhidramina (Benadrilina), Clordiazepóxido, Mandelamine, Metocarbamol, Meprobamato, Alprazolam y otros controlados por tarjetón, como el salbutamol y la aspirina.

Algunas personas aseguran que han dormido fuera de las farmacias cuando se han enterado de que las han surtido.

«Los medicamentos para la presión llegan en pequeñas cantidades y se acaban rápido y entonces la gente duerme en las farmacias para poder alcanzar», dice una vecina de Baracoa. «Los dependientes dicen que el Meprobamato y la Mandelamine no van a venir más porque no hay materia prima para su producción en Cuba, pero no saben por qué los demás no llegan ya que ellos los ponen en los pedidos».

Graciliano Laffita se queja de que, aunque algunos medicamentos están «en falta», los revendedores los tienen, como sucede en otras partes del país.

«Venden el Nitrazepam a 10 y 15 pesos por un blíster, el Mentolán a 10 pesos el tubo, la Dipirona y la Difenhidramina a 10 pesos el blíster. El Rocephin, que es un antibiótico fuerte, cuesta cinco CUC en la calle mientras que en los hospitales no hay», detalla. «Venden hasta productos de la farmacia internacional como el Omega 3, que en la calle está 15 pesos (moneda nacional) cada capsula».

«Las colas en esta ciudad para medicamentos son tan largas como las que se hacen para comprar comida», dice un joven estudiante. Señala la falta de psicofármacos para tratar a personas con trastornos psiquiátricos.

Los empleados de las farmacias van a terminar «cobrando por gusto porque no tienen nada que vender», dice Randy Caballero. A su juicio, en una ciudad que fue arrasada por un huracán no deberían faltar medicinas.

Leer en Diario de Cuba

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