Yolanda, de 74 años, permutó hace dos semanas su casa de toda la vida porque desde hace unos meses no recibía agua: «Los vecinos conseguían subir el agua de la calle con turbinas, pero valen 1.600 pesos (65 dólares) y yo vivo de mi pensión y la de mi esposo, de 200 pesos cada una (8 dólares)».
Ahora vive a tres cuadras, en el centro de la ciudad de Ciego de Ávila (centro de Cuba), en un casa que recibe agua, como todas en esa ciudad últimamente, cada cuatro o cinco días, debido a la intensa y prolongada sequía que azota esa región, la más severa del último siglo.
Be the first to comment